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Torre de papel: Estrategia de la derrota
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- Última actualización el viernes, 07 abril 2017 19:25
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Laura Nieto
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Ahora más que nunca, conviene revisar con total franqueza la historia de un país que, por los momentos, ha logrado transcender en el tiempo sobre una base de narraciones ornamentadas con líricas apasionadas y personajes míticos, pero que día a día amenaza con reiniciarse sin ningún tipo de encantadoras consideraciones.
La identidad nacional, tejida a través de la exaltación desmesurada sobre los hechos que terminaron por liberar al territorio venezolano del yugo español, comienza a flaquear ante un duro escenario del que los héroes de la memoria colectiva difícilmente podrán salvarlo si no se comprende que, no por cuestiones del azar, a los protagonistas de este presente —progresivamente debilitado por la fantasía, la incertidumbre y la injusticia— no hay que buscarlos en el pasado, sino en los ciudadanos que hoy lo integran.
De esta manera, mediante un estudio metodológico exhaustivo de fuentes documentales de la antigua monarquía europea y su contraste con los textos tradicionales de la literatura nacional, el historiador y docente de la Universidad del Zulia Ángel Rafael Lombardi publica en colaboración con el fondo editorial de la Universidad Católica Cecilio Acosta «Estrategia de la derrota: El ejército realista en Venezuela, 1819- 1823)», un libro que hábilmente relata el entorno sociopolítico que antecedió a la independencia venezolana para reconstruir y comprender, desde una perspectiva totalmente diferente, la vida y obra de los personajes que representan a la patria y mantienen viva la ilusión de una Venezuela llena de bienestar y prosperidad.
Para ello, Lombardi renuncia a sus dogmas, usurpa el testimonio de la Armada Española, actúa como un visitante en cubierta y se alista en las filas de quienes dirigidos por Generales antirebelión, como Pablo Morillo y Morillo, terminarían sin darse cuenta por consolidar la derrota de las colonias sobre la enervación de su propio espíritu nacionalista y la ausencia de apoyo desde el viejo continente; enfrentando con inteligente osadía al lector, en un hilo narrativo sólido y ameno, a una realidad de ventajosas circunstancias dentro de la que, además, se expone a un Libertador humanizado, a unos líderes repelidos y un pueblo contrariado por la guerra y la promesa de un futuro que terminó por otorgarle autonomía a su conciencia sin estar plenamente preparado para ello.
En consecuencia, no resulta extraño que el también ganador del Premio Nacional de Historia en 2007 genere, en cada una de las 130 páginas de esta pieza de brillo intelectual, fascinantes cuestionamientos sobre las hazañas independentistas que se han recreado durante años en las aulas de clase venezolanas. Al contrario, se propone un recorrido histórico sumamente entretenido que, si bien inicia con la reproducción de la campaña militar llevada a cabo sobre el Apure en 1819, conduce a sus seguidores directamente hacia la actualidad para hacerles reflexionar sobre si, como hace un par de décadas atrás, la victoria del pueblo descansa en su astucia e ingenio para atacar en el instante correcto, y no en la capacidad armamentista y las destrezas dentro del campo de batalla.
